sábado, 22 de junio de 2013

La Carretera Espiritual 2da parte.



Las glorietas espirituales.

Existen dos formas de ver estas, una glorieta puede solamente hacernos girar al sentido opuesto de esta carretera o puede mantenernos atorados dando vueltas en un mismo sitio; estas son algunos de los obstáculos más peligrosos, pues pueden parecer atajos o lugares no malos para nuestro caminar diario.

Soy uno de los que acepta cometer este error; tomar una glorieta pensando que es lo más idoneo y terminar perdido buscando el camino correcto; y esto nos lleva en ocaciones a perder tiempo que en principio quizimos ganar.

Pero cuantas veces en la carrera ocurre esto sabiendo que es posible evitarlo siguiendo el camino indicado; nuestras decisiones nos traerán sin duda algunas condiciones favorables o desfavorables.

Las leyes de transito espíritual.

A veces sabiendo que estan escritas algunas leyes decidimos premeditadamente quebrantar alguno de estos mandamientos que a final de cuentas fueron implementados para proteger nuestra propia vida; y en realidad se que casi es imposible no quebrantar alguna de estas leyes pues a nuestra forma de ver las cosas resultan ridículas, puesto que nuestra visión es plana y limitada, pero seguramente estos no son producto de la casualidad.

Estudios de choques automovilisticos demuestran que la velocidad de impacto se duplica; esto quiere decir que si tu velocidad antes del impacto es de 60 km/h, tu velocidad de impacto sera de 120 km/h; estudios demuestran que a esta velocidad de impacto no es posible salvar la vida, entonces podemos darnos cuenta de que las leyes han sido consecuencias de nuestras propias imprudencias y para preservar nuestra vida.

En la vida ocurre algo muy parecido, desde la caida Adamica se han venido implementando por parte de ÉL SEÑOR una serie de leyes que más que una forma represiva de proceder de SU parte, es una barrera limitante que tiene como objetivo preservar la vida en un estado de bendición plena, o lo que podría llamarse una vida en santidad; ya que en este estado fue consevida nuestra existencia.

En el estado estéril, (libre de contaminaciones), planeado por ÉL SEÑOR viviriamos de forma plena, solamente administrando lo que ÉL había creado, disfrutando de la presencia favorable de ÉL SEÑOR; hasta este punto no había sido establecida más que una sola ley, referente al árbol de la ciencia del bien y del mal, ley que al quebrantarse atrajo la consecuencia más grave de todas; el ser apartados de la presencia de ÉL SEÑOR.

 La falta de respeto por cada una de las leyes nos hace ver como seres inmaduros que no han comprendido que los únicos beneficiarios de estas leyes somos nosotros y esto nos hace aún vulnerables ante las asechanzas del diablo.